Los intentos de falsificación de ámbar son tan antiguos como su historia. El vidrio coloreado y ciertos tipos de resinas endurecidas eran las imitaciones de ámbar más comunes. En los tiempos recientes, con el desarrollo de los plásticos y las resinas sintéticas, las falsificaciones de ámbar son aún más difíciles de reconocer.
¿Cómo reconocer ámbar genuino?
Aunque existen varias pruebas para ayudar a reconocer el ámbar verdadero, generalmente no es tan trivial, especialmente con los métodos modernos de mejora del color ámbar.
La diferencia entre el vidrio y el ámbar es relativamente fácil de reconocer, pues el vidrio es más pesado, más frío y más duro que el ámbar.
Hay varios métodos sistemáticos para diferenciar el verdadero ámbar de las imitaciones, cada uno de ellos sobre la base de cierta propiedad específica del ámbar:
Prueba de Fuego:
El ámbar, por tratarse de una resina fosilizada a través de millones de años, SI arde ante la exposición al fuego. El ámbar empieza a arder despidiendo un olor a incienso. Motivo por el cual en la antigua Roma se usaba para aromatizar los foros.
Los vendedores ambulantes de ámbar falso (cristal) insisten a los turistas en someter a fuego sus piezas para comprobar que su producto no se quema, cuando la realidad es que el ámbar auténtico sí arde, por su composición molecular a base de carbono
Prueba de flotación:
La gravedad específica de ámbar es sólo ligeramente superior a la del agua, lo que significa que no puede flotar en el agua fresca, pero no se hunde en el agua salada saturada. La prueba de flotación se puede hacer solamente en piezas sin montar de ámbar, sin ningún metal. La solución salina se prepara a partir de aproximadamente 1 parte de sal en peso hasta 2 partes de agua (o cuando hay todavía algo de sal en la parte inferior después de la mezcla de la solución y después de la sedimentación durante un tiempo). Pon tu pieza de ámbar en la solución y esta debe flotar. Después de la prueba de flotación, el ámbar debe lavarse a fondo con agua limpia y se seca.
Carga electrostática:
El ámbar tiene la capacidad de convertirse en una carga electrostática después de ser frotado vigorosamente sobre tela (lana, fieltro o seda). Esta propiedad puede ser probada con piezas muy pequeñas de papel, tejido o polvo. Después de frotar el ámbar, las piezas se vuelven visiblemente atraídas por ella desde una distancia de alrededor de unos 4 cm y tienden a aferrarse a la superficie. La carga eléctrica formada sobre la superficie ámbar es negativa.
Olor:
Se debe frotar el ámbar vigorosamente (sobre telas o incluso en tu mano) hasta que la pieza se ponga un poco caliente, esto puede hacer que emita una fragancia resinosa débil (de pino o de pasta celulósica); un olor a químico o plástico indica ámbar falso.
Sabor:
El ámbar generalmente no tiene mucho gusto, o tiene solo mal gusto. Después de lavar la pieza con agua y jabón suave, enjuaga bien y pasa tu lengua sobre la piedra; no debería haber un sabor apreciable o específico (sólo un ligero sabor).
Prueba del tacto:
El ámbar se siente caliente al tacto, tiene también un cierto lustre de cera o grasa.
Dureza:
El ámbar tiene una dureza en la escala de Mohs entre 2 y 3, esto significa que no puede ser rayado con la uña.
Raspado:
Cuando se raspa con un cuchillo o una aguja afilada, el ámbar forma pequeños fragmentos y astillas minúsculas.